Si el día muere, nace nuestro idilio.




Si el día muere, nace nuestro idilio.
Hoy vengo en tu busca como brisa marina, vuelo a través del tiempo, veo aun un hermoso brillo en tus ojos. El día muere y sangra dando vida al crepúsculo, el cual altero nuestros mundos alternos trayendo tu recuerdo.
Mi cuerpo al cerrar los ojos se evapora y vuela, en segundos me ubico en tu estancia, hermoso tu pelo me llama y pide probar mis manos; me apresuro y surco sobre tu cielo  a gran velocidad tironeando tus prendas,  quiero saborear tus formas en celo, que sienten el calor de mi viento. Impávida te quedas, sientes mi presencia, mi viento abrasivo te acaricia como cuando tu piel y mi piel reptaban acariciándose mutuamente. El sol da tibieza a mi viento y tú me recibes cerrando tus parpados para ver mi rostro evaporado como un recuerdo  en forma de besos, entramos en éxtasis, saboreamos caricias, pensamientos, formas, voluntades, ilusiones y pasado. El sol sucumbe por fin, la magia se acaba, sueltas mi recuerdo, mi cuerpo se esfuma, tu cuerpo llega al máximo de su clímax, mientras yo me desvanezco en suave briza fresca, abres tus parpados, abro los míos, hoy nos vino a visitar la buena ventura y nos preguntamos, acaso fue que nos embriagamos con nuestros recuerdos, pero no es eso, nuestros recuerdos  se unen debido a una maldición, “si el día muere, nace nuestro idilio, renace nuestro amor. 

Derechos de autor: Juan Hernandez.



 




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