Mi dulce sirena.
Rodeo tu cuerpo como un océano infinito, mi linfa se agita y
cada oleada toca el corazón, cada movimiento tuyo me roba la respiración,
la única esperanza es que me des vida con tu aliento. El mar que
formo hierve y estiras tus brazos para rescatar mi última exhalación, le das
vida al vaivén de mis olas y nuestro choque forma una tormenta, juntos rotamos
en un vórtice que nuestros cuerpos formaron, flotamos en pasión acuosa, en el
ojo del huracán nos encontramos y después de la tempestad viene la calma, eres
parte de mi mar, tu vientre es mi playa en la que mis olas se pasean. Entre los
abrojos que arrojan mis olas, están las caracolas que guardan nuestros
murmullos, entre ellos, “como te amo mi dulce sirena”.
Derechos de autor: Juan Hernandez.
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