Ella, me trajo la semilla para sembrar la luna.



No más lagrimas entregadas como tributo al desdén de la vida, ni noches abandonadas por el eco de murmullos que escaparon del pecho del poeta solitario.  


Gracias tristeza por dormir en mi dicha y por cederle tu lugar a ella, que me trajo la semilla para sembrar la luna.

Derechos de autor: Juan Hernandez
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