La dicha se aposento en mi corazón.


El oráculo me aviso que la dicha me vendría a visitar, pero nunca dijo que se quedaría. 

Vestida de horizonte sinuoso y un suave velo que cubría su misterio llego de donde nacen las musas, donde acostumbra a dormir la luna y el viento lleva rumores de sueños desbocados.

Le asigne la mejor alcoba…mi corazón. Ella se ocupa de contar sus latidos y darle mantenimiento con silencios tiernos y cuando esta intranquilo los calma con la sutileza de su voz, ademas...le esta dando vida a mis sueños.

El oráculo no se equivoco, la dicha vino y como frágil envoltura te traía a ti...mujer; en la que me derrumbo para sentirme completo.

Derechos de autor: Juan Hernandez.
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