Desnudamos al reloj.
El reloj se desnudo y se quedo
sin horas, el horizonte las tomo y abrió sus ojos lapidando a la noche,
mientras, el misterio se desistió y despejo el cielo de posibilidades,
biseles húmedos guardan las ansias de volar hacia los pétalos carmesí que
invitan a sustraer el roció, que amenaza con volverse río por la presión del
antojo.
Las laderas fueron arrasadas por avalanchas de cinco crestas,
terremotos cimbraron la cima y hubo erupción de frases formadas por las letras más
dulces contenidas en el abecedario.
El reloj suplica le devolvamos sus prendas,
pero se han desgastado cuando nos cobijamos con ellas.
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