Los nueve siclos de la luna para una vida
La luna se rosaba por el pretil de la ventana, merodeaba
buscando el origen de la silueta que tras bambalinas florece.
En la alcoba ronda la felicidad y la espera, en contraluz
del visillo una curvilínea mágica abraza el vientre donde canta un ángel.
Se hace presente un habitante que invade su dicha y
comparte su espera desparramando sueños, con suave golpeteo como palabras
escondidas en su vientre, le cuenta que en su interior también hay un universo.
De pronto, como un imán a su vientre se desliza un
aliento dibujando un beso, coincidiendo ambos en una interrogante. ¿Cómo, en un
diminuto instante desde ese lugar donde habita la ternura y se reparten
alegrías, se puede tener la visita de una vida?
La luna con su resplandor los abraza, sabe que después de
sus nueve siclos pronto recibirá como recompensa una bella melodía con acordes
de ilusiones y una nueva LUZ de vida los visitará.
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