Fulgurosamente bellas.



Ellas son así, se asemejan a manantiales de donde brotan aromas de flores, aunque existan ríos contenidos que siempre fluyen hacia adentro para no exponer su fortaleza, apaciguando las olas de un mar que estruja el alma, con un grácil abrazo.

Ellas son como tibias noches arrullando sueños, cuando acunan pólipos durante nueve siclos lunares en el dulzor de su vientre, cual almejas a sus perlas; llegando incluso a dar la vida para crearla.

Ellas soportan los derrumbes que en su interior sufre su fortaleza, pero la envoltura que cubre su alma, se finge intacta; son inquebrantables como el bambú, que se blande ante las tormentas pero mantiene su alma intacta.

Ellas mantienen la afonía de su garganta y desposeen de lágrimas las mejillas de quienes usaron como lecho su tibio regazo.

Ellas son la poesía que dios escribió con tinta de su corazón, para ubicarlas como una flor más, que le dio belleza al edén.
Ellas son tan refulgentes, que ni siquiera el metal más precioso, supera su fulgor.



Mujer... tu desobediencia a las reglas divinas, te dieron ese bello don; el de ser madre y una madre nunca será superada por ningún adjetivo superlativo, porque a pesar de tantas fisuras en tus labio, tus besos le dan calidez, a las mejillas de tus hijos. Madre... de tu vientre, germino mi vida.

SAFE CREATIVE
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Identificador: 1805087026474
Fecha de registro: 08-may-2018 19:33 UTC
Licencia: Creative Commons Attribution-NonCommercial-NoDerivatives 4.0
Autor: Juan Hernandez






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