Un abrazo sin final
Escribió la historia de su amor, sin saber que había sido escrita
por ella en su piel.
Buscaba traducir los mensajes
ocultos en su mirada, pero no se dio cuenta que su mirada fue siempre un libro
abierto, entonces solo se dedicó a leer en su piel, descubriendo que aún no
había un final, por lo tanto, pensó en escribir uno, su pulso tembló, el temor
surgió, se dio cuenta que en su piel aun había mucho espacio para un gran
final, permitiendo a su pluma seguir marchando, escribiendo en el cuerpo de ella
mil veces la misma frase, “déjame seguir abrazándote, como la
primer ocasión en que te encontré en aquel lugar y prometo que esta
historia nunca tendrá un final”
Derechos de autor: Juan Hernandez.
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