Cuando el futuro nos alcance.

Y las ruinas cuentan de una especie llamado humano  

que dominaba las ciencias y manipulaba la naturaleza. 

 En sus obras sagradas consta  

que provenía de un edén perdido  

del cual fue desterrado  

por desobediencia a su creador,  

 quien lo lanzo a la tierra  

dotado con gran inteligencia.

 Con sus extremidades  

que uso como herramientas  

sometió a las demás especies ya existentes  

 y a pesar de que su corazón  

también tenía la capacidad de amar  

se inclinaba más hacia lo material. 

 Tuvo descendencia  

y se multiplico poblando toda la tierra.  

 Forjo herramientas  

con materia prima que,  

tomaba de las entrañas de la tierra, 

 fundo ciudades aniquilando árboles,  

creo armas para pelear consigo mismo  

y matar a las demás especies. 

 Los libros cuentan  

que supero diluvios,  

terremotos, sequias y grandes heladas,  

pero nada lo detenía... 

 el ser humano dominaba la faz de la tierra  

y a su vez era una gran plaga. 

 Así fue como nació la humanidad,  

que a base también de sufrir  

por fin aprendió a amar. 

 Formo sociedades llamadas familias,  

integradas por hijos,  

padres y madres  

donde el amor era el vínculo que los unía.  

 Sin embargo,  

su ambición fue tal,  

que quiso imitar a su creador  

y es ahí  

cuando se atrevió a manipular  

el genoma de cualquier especie. 

 Creo nuevas especies de las ya existentes,  

altero bacterias y virus para engendrar guerras  

y así fue generando

grandes desastres biológicos y ecológicos. 

 El caos domino a la tierra,  

ahora la naturaleza se defendía  

pues el ser humano  

también creo peligrosas sustancias  

que alteraban su armonía,  

 el bosque moría  

y el desierto iba ganando terreno,  

los ríos ya no murmuraban,  

 el frio mortuorio dominaba,  

el cielo de luto se vestía  

y ya no lloraba,  

 la liebre en la luna se difuminaba  

y los alimentos faltaban,  

mientras grandes epidemias avanzaban;  

 eran los virus  

que el gran creador con gran sabiduría  

en nuestro beneficio había creado 

los cuales el ser humano había alterado. 

 Ya cuando el caos fue incontrolable,  

se vio obligado a encerrarse,  

toda su sociedad se fue derrumbando,  

en su encierro no podían siquiera abrazarse  

y en silencio sus hogares habitaban,  

pues la peste originada  

por aquella gran pandemia  

estaba por todas partes.  

Los ancianos que eran los sabios  

fueron los primero que cayeron  

y su experiencia no transmitieron 

y una era de oscurantismo surgía.

 En su encierro extrañaban los abrazos,  

los besos, las palabras amables,  

 añorando pasear  

y crear caminos por los bosques;  

 el ser humano se condenó a si mismo  

a vivir en una prisión  

en la cual valoro  

aún más el significado del amor. 

 Paso el tiempo,  

la naturaleza recupero su armonía,  

la pandemia moría,  

los bosques invadieron los desiertos  

y los pájaros los regaron con sus cantos,  

 las especies les dieron vida a las ciudades,  

las pulcras aguas de los ríos cantaban,  

renaciendo de ellas el arcoíris de la esperanza,  

 el sonido del mar acariciaba la brisa  

y esta despeinaba el dosel los árboles,  

 en los cielos las estrellas brillaron de nuevo  

y en la luna la liebre se reflejaba nuevamente,  

 la lluvia bendijo el suelo  

y ya no hubo estaciones  

solo una eterna primavera  

 donde las flores  

alimentaban a los insectos con sus néctares,  

la vida surgió a borbotones.  

 Los virus y las bacterias mutaron  

y se volvieron benignos para el ser humano,  

que poco a poco fueron saliendo de sus encierros,  

se abrazaron, se besaron, se dijeron palabras sublimes,  

pudiendo nuevamente sentarse en la mesa  

dando gracias por los alimentos recibidos,  

llorando de amor y alegría  

y agradeciendo a su creador. 

Los virus que antes eran malos  

evolucionaron al amor en algo superior,  

al humano en un ser de luz  

que el cielo anhelaba  

y a la tierra el gran creador  

en el edén la convirtió. 

 Si no valoramos la creación de Dios pronto la naturaleza nos dará la espalda, debemos reconocer que no estamos en la cima de la cadena alimenticia; es verdad que somos grandes, pero Dios nos ha mostrado que hasta el mas diminuto ser puede acabar con nuestra especie.

La tierra esta cansada de ser explotada y la pregunta es ¿son virus o los anticuerpos de la tierra que se defiende de nosotros?


Autor: Juan Hernandez
País: México.
INFORMACIÓN DE REGISTRO
SAFE CREATIVE
Código de registro: 2105037706517

Fecha de registro: 03-may-2021 1:14



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